Si no te gusta Sylvia, nunca serás un verdadero poeta, repites demasiado en sopas de letras; las cocineras Anne y Alejandra ya se están cansando de tus sucedáneos.
Si te aburre Sylvia nunca serás un gran poeta, no llegarás ni siquiera a la altura del horno de su casa; para ser poeta no hace falta sólo con escribir bien, es necesario que el lector te imagine. Ernest te odiará si haces buena poesía; pero te odiará mas si no consigues llevar al lector a tu mundo.
Charles está con su cuaderno en el bar intentando que su pájaro no se escape de su jaula, tu pasas por la ventana y él te mira y te dice que entres. ¿Qué harías?
Tu pájaro ha muerto.
Burial de T. Dylan Moore